Seguimos con la trilogía de leyendas urbanas. Tras contaros en el primer capítulo la leyenda de la novia del cementerio, ahora os traemos la historia del pequeño Romualdo.
Según la creencia popular, Romualdo o Romualdito era un pequeño niño asesinado por unos malvivientes que querían apoderarse del poco dinero que había logrado vendiendo chucherías en la calle. Romualdito es en Santiago hoy un intercesor, a quien vecinos y transeúntes le encargan pedidos para divinidades mayores, y puede que algunos hasta lo consideren un psicopompos. Los favores concedidos por Romualdito van desde curaciones milagrosas, empleos y asuntos de amores maltrechos. Otra versión sostiene que Romualdo no era un niño sino un hombre de unos cuarenta años, asesinado por las mismas causas, según un certificado de defunción que un grupo de estudiosos halló en las actas notariales de la ciudad de Santiago en el año 2009.
Romualdito es una leyenda o cómo llaman en Chile "animita" que, desde los años 1930, se encuentra ubicada en la calle San Borja, a un costado de la Estación Central de Ferrocarriles, en Santiago de Chile. Es una pared de varios metros oscurecida por el humo de velas permanentemente encendidas y repleta de placas con incripciones de agradecimiento por los milagros que sus seguidores atribuyen a esta "animita". La fe popular es tal que, cuando se realizó la remodelación y reconstrucción del contorno de la Estación Central, esta pared no fue removida. Por su ubicación cercana a la estación ferroviaria tiene muchos seguidores de lejanas provincias de Chile y del extranjero. El problema de Romualdito es que el tiempo y la leyenda han oscurecido la identidad y circunstancias del asesinado.De ahí que, a cada milagro, debe agradecérsele con una placa en el muro o templete construido. Las placas han ocupado toda la superficie de los templetes y prácticamente todo el muro.Todas las animitas de la carretera se instalan en el mismo lugar donde las personas fueron violentamente asesinadas en el entendido que sus almas permanecen ahí, a esta razón se debe la construcción de templetes techados a dos aguas y con velas en su interior, y pueden abogar ante los espíritus superiores para ayudar a los vivos a resolver problemas.
Existen varias teorias sobre la posible identidad de Romualdito. Un mito conocido dice que era un paciente de tuberculosis que salía del Hospital Barros Luco aun convaleciente, cuando fue asaltado por maleantes para quitarle el poncho que lo abrigaba y 15 pesos (5 pesos según otros). Otro mito apunta a que fue un niño violado y luego asesinado por vagabundos en dicho lugar. Otra versión indica que era un huaso (hombre de campo) que vino a sanarse a la capital y fue confundido con un hombre adinerado y lo mataron al no tener dinero. También se alega que Romualdito era un joven deficiente mental que hacía trabajos para los vecinos y que unos maleantes lo mataron a palos y cuchilladas para robarle. Finalmente, existe la opción de que fue un delincuente abatido por la policía. Sea cómo sea, se siguen haciendo ruegos a Romualdito en las cercanías de la Estación Central de Santiago de Chile.
Y hasta aquí el segundo capítulo de esta desternillante trilogía de miedo, en breves os subiremos el último capítulo, el incendio de la torre Santa María.
Adrián García López
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