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miércoles, 5 de febrero de 2014

Breve historia de un Mercurio




Que seamos periodistas y no os hayamos hablado del que es el periódico más representativo de Chile no tiene perdón. Asique no se me ocurre mejor forma de actualizar el blog hoy que contándoos su historia.

 
 
 
 

El Mercurio de Valparaíso, publicado a partir del 12 de septiembre de 1827, es el periódico en circulación más antiguo de Chile y del mundo en lengua castellana.
Fue fundado por Pedro Félix Vicuña, en colaboración con los tipógrafos Tomás G. Wells e Ignacio Silva Medina. El mismo Vicuña así lo deja claro en una carta al editor publicada en El Mercurio de Valparaíso el 16 de julio de 1870:
 
[...] Yo fui el fundador de este diario y di la mitad de los fondos sin interés alguno para establecerlo. En mi juventud yo redacté los primeros números y lo bauticé con el nombre que lleva; he sido en todas épocas su constante colaborador y mis hijos y yo sufrimos acusaciones en defensa de la justicia que sus columnas registraban, de las que salimos siempre victoriosos.

Desde muy joven demostró interés por las letras, pero principalmente por el periodismo. Después de estudiar Humanidades y Comercio, y con solo 20 años de edad, se trasladó a Valparaíso, donde adquirió una imprenta en 1825 que llamó El Comercio, iniciando de esta manera una larga carrera en la actividad periodística.

 
Al principio esta cabecera aparecía sólo los miércoles y los sábados y no contaba con un equipo de redactores como tal, sino que se nutría de las colaboraciones de su fundador y amigos. De hecho, en ocasiones algunos de los cómplices de Vicuña no cumplían con los requisitos mínimos exigibles para la tarea de redacción y sus artículos se publicaban hasta con faltas ortográficas. La escasez de papel y tinta en aquellos momentos era la causa principal de la baja tirada del periódico, que se veía compensada con la práctica de lectura en alto durante las tertulias. A partir del 5 de mayo de 1829 comenzó a publicarse diariamente. Este mismo año Pedro Félix Vicuña vendió su participación en el periódico y se trasladó a Santiago de Chile, ciudad en la que fundó el diario El Censor, que sería la primera de una larga lista de publicaciones de corta vida.


El Mercurio de Valparaíso cambió de manos en numerosas ocasiones. Manuel Rivadeneyra se hizo cargo del periódico hasta 1842, cuando se lo vendió a los empresarios José Santos Tornero y José Vicente Sánchez, que posteriormente se retiró de la sociedad. Hasta 1875 Santos Tornero y sus hijos dirigieron El Mercurio y durante esos años pasaron por su redacción periodistas y literatos chilenos y extranjeros del más alto nivel. Tornero entendió que el redactor debía poseer un gran prestigio como hombre de letras y una amplia cultura -creó en este aspecto una honrosa tradición que hasta hoy el diario mantiene-. Santos Tornero le dio al diario todas las características que lo transformaron en un gran diario en aquella época y que hoy conserva en medio de la modernidad.


En 1875 el acaudalado banquero Agustín Edwars Ossandón compró el edificio del periódico para saldar las deudas contraídas por tornero, pero no es hasta 1880 cuando su hijo Agustín Edwards Ross lo salvó de una crisis económica profunda y lo compró por 100.000 pesos. Desde joven mostró una importante facilidad y atracción por la literatura, y probablemente ese fue el elemento determinante para que realizara los cambios que hizo en la prensa; cambios que provocaron una verdadera revolución dentro de las formas de trabajo existentes hasta ese momento: contrató profesionales, introdujo técnicas modernas, papel y fotos de calidad, y se rodeó de un equipo humano de primera calidad.

 
Al morir en 1897, lo legó a tres de sus hijos varones, Agustín, Carlos y Raúl, en partes iguales, con la reserva expresa en su testamento de "seguir las líneas de conducta tradicionales del diario, de alejamiento de las luchas políticas enconadas, de constante servicio a la cultura y al progreso nacional y, sobre todo, con el ánimo de que sea El Mercurio un órgano adecuado para servir de moderador de las extremas pasiones cívicas que dividen a los hombres ".



Ciudad de Valparaíso, Chile


 

Ariadna Navas Nido















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